domingo, 15 de agosto de 2010

De Vuelta a Casa - Por: Bernardo Ángel.

Anoche Salí de mi casa a recorrer el mundo y cuando me disponía a dar el primer paso me di de cuenta que uno de mis zapatos estaba roto justo allí donde mi talón pisa cada vez que alzo el pie. Enseguida lo alce del piso y aplicando un poco de pegante lo solucione. Ahora como nuevo, entonces alce mi cabeza al cielo y de un solo suspiro pedí  a las estrellas y al cosmos su eterna compañía, ahora si todo en orden para avanzar.

No antes de salir de mi casa revise mi maleta, para ver si llevaba el paraguas ya que estamos en temporadas de lluvia, y nada raro seria que esta noche pase la lluvia de visita por algún rincón de este mundo, después observe si contaba con el suéter que nunca me puede faltar.
Voy por la carretera por esa línea blanca divisoria de la zona por donde circulan los autos y la nada, por que no hay cosa más mal diseñada como nuestras carreteras que carecen de zona peatonal. Empiezo a salir de la contaminación de la ciudad, el ruido se escucha afónico hasta quedar en silencio la noche y las ganas. A cada uno de mis pasos siento como el universo se amplia.


La noche estaba completa como mi cuerpo, las estrellas estaban pegadas del cielo con hilos invisibles, la luna medio dormida entre despierta, entre en lo mas mágico y cósmico de la noche viendo en un solo punto cuando la luna mengua, ahí estaba descansada, ahí estaba tan hechicera como las brujas al salir en la madrugada.


La noche a pesar de estar fría, esta buena para una larga caminata que puede durar hasta un poco antes del amanecer, seguro que si no llueve voy a estar muy temprano mirando como las luces de la ciudad empiezan a apagarse una a una cuando empieza el nuevo día.
Bueno el cielo se acomoda como el ganado en el carro que los lleva para el matadero, veo como las nubes llevan afán, las veo correr y correr hasta quedar el cielo descubierto por completo,  y en lo alto de la montaña empiezo a comprender cuan grande e infinito es el universo, veo la vía láctea descubierta por completo ella me llevara al otro lado del camino, donde no quiero ni puedo ir.

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