domingo, 6 de julio de 2014

El Loco - Por: J. Andrés Jiménez Rodas.

Allá, lejos de la vanidad
un hombre danzaba con las montañas,
sus ojos leían los mensajes ocultos,
nunca creyó en promesas
No creyó en promociones.

Sus oídos filtraban el viento,
Encontró en las voces silenciosas
Respuestas, también tormentos,
Escucho a su madre pedir el pan
Y a su padre masticarlo.

Su tacto transformó el terciopelo en mascota,
Hizo de las caricias un arado,
Un cultivo de frutos ausentes, distantes,
Una cosecha de orfandad.

Su casa, su cuerpo, su alma, su cuerpo,
Su casa,
Un él sin nosotros,
 allá lejos de la vanidad un hombre danzaba
Con las montañas.

La Capital - Por: J. Andrés Jiménez Rodas

El frío sin duda es acogedor,
un lenguaje métrico, sonoramente
hostigante, ubica la lucha de Santiago,
la bohemia de los "rolos".

La Independencia extraviada,
la lectura incompleta de Santander,
las armas nublando a las letras,
la libertad como una página nunca escrita.

El mundo se hospeda en las casa,
el lenguaje en las cejas es políglota,
un lenguaje universal que saluda
y escapa de los rígidos marcos en los que
hemos sido pintados,
en los que hemos sido retratados.

El noble caminar se aleja de una nación
para encontrarse con el mundo, y en el mundo
navegar entre el saliente abrazo del humo y el café.

La ciudad con sus relieves de modernidad y antigüedad
guardan la nostalgia de un sueño abandonado,
una piedra angular que se sepulta en el lodo de la sabana.

Un cafe y un Cigarrillo