El frío sin duda es acogedor,
un lenguaje métrico, sonoramente
hostigante, ubica la lucha de Santiago,
la bohemia de los "rolos".
La Independencia extraviada,
la lectura incompleta de Santander,
las armas nublando a las letras,
la libertad como una página nunca escrita.
El mundo se hospeda en las casa,
el lenguaje en las cejas es políglota,
un lenguaje universal que saluda
y escapa de los rígidos marcos en los que
hemos sido pintados,
en los que hemos sido retratados.
El noble caminar se aleja de una nación
para encontrarse con el mundo, y en el mundo
navegar entre el saliente abrazo del humo y el café.
La ciudad con sus relieves de modernidad y antigüedad
guardan la nostalgia de un sueño abandonado,
una piedra angular que se sepulta en el lodo de la sabana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario