En un golpe suspendido nuestras almas reposaban en la mesa de noche, allí donde descansan los sueños todas las noches, allí donde esperan las ansias de ver los cuerpos desnudos al amanecer. La historia del terciopelo seguía latente, como seguía la idea de jugar a las escondidas, prendimos el jugo de la sed, prendimos las luces de otra historia sin fin.
El terciopelo estaba en el lugar de antes y yo corrí a traerlo para cubrir nuevamente su blanco cuerpo, vi en ese lugar el purpura de su alma que minutos antes quería devorarnos como presa tierna que el león atrapa, sentí el viento rozar nuevamente mi fresca piel después de haber recorrido los secretos invaluables del cuerpo de mi amante secreta, sentí como el viento se llevaba entre sus alas a un fiel perdedor “el tiempo” , mientras que iba por el terciopelo sentí su tierna voz que me llamaba como alma en la penumbra que esta por entrar al cielo.
Aquí prendidos del golpe rojo de las pasiones, veo el terciopelo en el suelo empapado de las mas fervientes arrebatos, allí reposan nuestros sudores refrescantes como antídoto de los mas oscuros dolores del alma, el terciopelo se mueve lentamente por la habitación con el suave viento que entra por la ventana medio abierta.
En un lado de la habitación yace su blanco organismo medio cubierto por la soledad, entonces corro a ella y entre mis brazos, la saco del manantial de los sueños jugosos reposados en sus cabellos ondulados, en mis brazos enciendo una nueva lujuria, en sus brazos reposa mi ideal comunista espía de la noche y la dulzura que tiñe sus labios al despertar, en mis brazos nace la idea malévola que se encienden entre sus ojos medio dormidos, en sus brazos pongo el terciopelo purpura que nos cubrió cuando fue necesario, en sus brazos reposan mis dudas por el mañana que no amaneció, en sus brazos pongo mis ansiedades, mis deudas y mi carriel. En mis brazos reposan sus amarguras, sus pesadillas madrugonas y su fe.
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